Inquietud en las piernas (acatisia) por antipsicóticos

La presencia de una sensación subjetiva de inquietud, que se suele manifestar en la necesidad de mover continuamente las piernas, puede ser un efecto secundario de los antipsicóticos. Este efecto adverso se denomina acatisia y puede resultar muy incómodo para las personas que lo sufren. Forma parte de lo que denominamos síntomas extrapiramidales inducidos por antipsicóticos.

 
 
Las personas con acatisa sienten la necesidad de mover continuamente sus piernas, como esta ave que caería al agua si para de mover sus piernes.

Las personas con acatisa sienten la necesidad de mover continuamente sus piernas, como esta ave que caería al agua si dejara de mover sus piernas.

 
 

Síntomas extrapiramidales inducidos por antipsicóticos

Los síntomas extrapiramidales o alteraciones del movimiento más frecuentes y más graves inducidos por el tratamiento con fármacos antipsicóticos son:

 

¿Qué es la acatisia?

La acatisia es una sensación subjetiva difícil de describir para quien la sufre en primera persona. Se trata de una sensación de incomodidad que produce al sujeto la necesidad de moverse, especialmente de mover las piernas. Evitar el movimiento supone un incremento de la necesidad de moverse, que se refleja en ansiedad o en la sensación de picor. “Es como si tuviera un motor interno que me incita a moverme aunque no quiera”, describen algunos pacientes. Suelen no ser capaces de permanecer sentados varios minutos seguidos, se mueven de delante a atrás, descargan el peso de una pierna a otra. El movimiento no es previsible porque no tiene patrón. La acatisia es un tipo de inquietud motora que suele producir ansiedad también en el observador porque se le ve inquieto al paciente. La acatisia empeora al aumentar la dosis de la medicación que lo ha producido y empeora con la ansiedad.

La acatisia es una incómoda sensación subjetiva de necesitar moverse sin descanso.
 

Causas de la acatisia

La acatisia es el resultado de un fenómeno de hipodopaminergia producido por medicamentos. Los medicamentos que con más frecuencia la producen son:

  • antipsicóticos de primera generación: Haloperidol, Sulpirida, Levomepromazina (Sinogan ®), Clorpromazina (Largactil ®)

  • antipsicóticos de segunda generación: Risperidona (Risperdal ®), Paliperidona (Invega ®, Xeplion ®, Trevicta ®), Aripiprazol (Abilify ®), Ziprasidona (Zeldox ®), Amisulpiride (Solian ®), Olanzapina (Zyprexa ®) y, en menor medida, Quetiapina (Seroquel ®) o Clozapina (Leponex ®).

  • Otros medicamentos: antidepresivos ISRS, el ácido valproico (Depakine ®) o el Litio (Plenur ®).

La acatisia suele estar causada por antipsicóticos.
 

Diagnóstico de la acatisia

La acatisia se diagnostica con una entrevista clínica y una valoración visual de los movimientos que presenta el paciente. Habitualmente, los psiquiatras estamos acostumbrados a valorarla y somos capaces de diagnosticarla. En caso de duda, podemos recurrir a pedir opinión a un especialista en neurología. Los trastornos del movimiento, como la enfermedad de Parkinson o los efectos secundarios extrapiramidales, son enfermedades que entran dentro del campo de la neurología.

La acatisia se puede diagnosticar viendo directamente los movimientos del paciente y haciéndole unas preguntas.
 

Tratamiento de la acatisia

La acatisia se puede tratar disminuyendo la dosis del fármaco que lo ha producido, especialmente cuando la intensidad de la acatisia es leve. Debemos tener en cuenta que la mejoría tarda en llegar tras la reducción de la dosis y que esta puede conllevar riesgo de recaída. Cuando no es posible reducir la dosis, se puede considerar el cambio de medicamento. Normalmente, se elige un fármaco que tenga menor incidencia de acatisia, como por ejemplo Quetiapina.

La actitud a adoptar ante una acatisia suele ser una reducción de dosis del antipsicótico.

Cuando la acatisia es grave puede llegar a ser incómoda y producir mucha ansiedad en quien la padece. En estos casos, se recomienda, además de valorar la disminución de dosis o cambio de antipsicótico, tratar específicamente la acatisia. La acatisia se puede tratar con betabloqueantes (como el Propranolol o Sumial ®), benzodiacepinas (como el Lorazepam o Clonazepam), Gabapentina o con antagonistas del receptor serotoninérgico 5-HT2.

Las benzodiacepinas que más se prescriben para la acatisia son: Lorazepam (Orfidal ®) y Clonazepam (Rivotril ®), aunque también se puede utilizar Clorazepato (Tranxilium ®) o Diazepam (Valium ®), entre otros.

Los antagonistas 5-HT2 que tenemos comercializados en España y que se pueden emplear como tratamiento de la acatisia son: Mirtazapina, Trazodona o Ciproheptadina. La elección de uno u otro medicamento dependerá de la presencia de algún otro síntoma (como distintos tipos de ansiedad, depresión, insomnio) que pueda mejorar con alguna de estas opciones. Por ejemplo, Mirtazapina y Trazodona son antidepresivos sedantes.

La acatisia puede mejorar con benzodiacepinas o con algunos antidepresivos.

Es muy importante ser consciente que los fármacos anticolinérgicos no son una buena opción para tratar la acatisia, ya que no han demostrado eficacia en el tratamiento de la acatisia. Los anticolinérgicos son: Trihexifenidilo (Artane ®) y Biperideno (Akineton ®). Por el contrario, estos agentes sí se utilizan en el tratamiento del parkinsonismo inducido por antipsicóticos.

 

Pronóstico de la acatisia

La acatisia, una vez que se diagnostica, puede tener buen pronóstico identificando el fármaco o los fármacos que han contribuido a su aparición. Es muy importante valorar si se puede disminuir la dosis de alguno de estos medicamentos o, incluso, suspenderlo. Si la acatisia es muy molesta, se puede instaurar un tratamiento específico.

 

Psiquiatra especialista en la prescripción de antipsicóticos