Qué es | Síntomas | Causas | Diagnóstico | Tratamiento | Terapia depresión | Antidepresivos | Pronóstico
La Depresión mayor se caracteriza por la presencia continua durante al menos dos semanas de un bajo estado de ánimo o de una falta de interés por las actividades cotidianas. Se suele acompañar de cambios en los hábitos diarios, como cambios en el apetito, en el patrón de sueño, en la pérdida de la ilusión y de las ganas de hacer cosas. Las personas con depresión se suelen sentir tristes, pero también se pueden sentir apáticas. No es infrecuente que se sientan fatigadas o sin energías y que tengan problemas para concentrar en actividades del día a día. Por último, pueden aparecer sentimientos de culpa, desesperanza o inutilidad, que pueden llegar a convertirse en pensamientos de muerte.
Cómo sé si tengo depresión
Para diagnosticar la depresión se han establecido por consenso una serie de criterios diagnósticos. Aunque existen diversos organismos internacionales que regulan los criterios diagnósticos de los trastornos mentales, nos vamos a guiar por los criterios publicados en el DSM-5 de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA).
Para hacer el diagnóstico de depresión, necesitamos que los síntomas causen un malestar clínicamente significativo o deterioro en alguna área importante de funcionamiento (como social u ocupacional). En algunos episodios leves o incipientes, el funcionamiento puede resultar normal, pero el esfuerzo que realiza la persona para mantenerlo es notablemente mayor. Los síntomas tienen que estar presentes durante por los menos dos semanas, aunque lo habitual es que duren meses. La síntomas depresivos a los que nos referimos son:
Estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día y casi todos los días. Este estado de ánimo bajo se puede percibir desde fuera, por ejemplo, por ver lloroso al paciente o ver que está triste. En otras ocasiones, va a ser el propio paciente quien refiera un bajo estado de ánimo, sintiéndose triste, poco animoso, con sensación de vacío o sin esperanza. En niños y adolescentes, el estado de ánimo suele ser irritable más que triste.
Disminución significativa del interés o el placer por casi todas las actividades durante la mayor parte del día y casi todos los días. La persona deja de hacer sus hobbies o pierde interés por su familia o trabajo, generalmente aislándose del entorno.
Disminución de la concentración o de la capacidad para pensar la mayor parte de los días. Las personas con depresión suelen tener serias dificultades para tomar decisiones y procrastinan sus obligaciones.
Cambio importantes en el peso o en el apetito. Puede ser tanto por exceso como por defecto. En los niños, hay que tener en cuenta que si es esperado que ganen peso según van creciendo.
Insomnio o somnolencia casi todos los días.
Sentimientos de culpa o de inutilidad. Muchas veces la culpa es inapropiada o excesiva y suele ser por acontecimientos pasados o por situaciones poco probables en el futuro. Los allegados no suelen estar de acuerdo con la importancia que el paciente da a esas cosas.
Falta de energía o sensación de fatiga casi a diario.
Cambios psicomotores importantes, tanto por sobreexcitación y aparición de agitación, como por enlentecimiento y retardo psicomotor. Estos síntomas son poco frecuentes, pero suelen indicar una mayor gravedad global.
Pensamientos de muerte recurrentes o, incluso, ideas de suicidio.
De esta lista de nueve síntomas, las personas con depresión cumplen al menos cinco de estos criterios y es obligatorio que cumplan el criterio 1 o el 2. El último síntoma, el número 9, es muy importante de tener en cuenta y debe ser evaluado siempre por un experto. Recomendamos que el diagnóstico de depresión lo realice un psiquiatra o un psicólogo clínico.
Cuáles son los síntomas de la Depresión
Acabamos de ver los criterios diagnósticos de la depresión reflejados en el DSM-5. Es posible que todavía no nos haya quedado muy claro en que consiste una depresión. Por tanto, hemos clasificado a continuación los síntomas de la depresión en cuatros grandes grupos de síntomas: afectivos, cognitivos, volitivos y físicos.
Síntomas afectivos de la Depresión
Los síntomas afectivos de la depresión son los más conocidos. Habitualmente, el paciente se describe a sí mismo con “los ánimos por los suelos”, deprimido, triste, desanimado o sin esperanza. En algunos casos, la tristeza puede no ser reconocida por el paciente, pero se termina haciendo evidente a lo largo de la entrevista clínica, por su disminuida expresión facial y contención de la emoción negativa. Algunas personas en lugar de manifestar sus sentimientos de tristeza, enfatizan las molestias físicas, que suelen ser dolores.
La tristeza no suele ser el único síntoma afectivo de la depresión. Como hemos visto, puede aparecer irritabilidad y también pesimismo, falta de ilusión, desesperanza vital y facilidad para el llanto. Las personas con depresión se identifican a sí mismas como si hubieran perdido el sentido del humor. Los sentimientos de culpa son muy frecuentes, y dolorosos para los pacientes.
El bajo estado de ánimo influye sobre la valoración negativa que el individuo hace de sí mismo, del mundo y del futuro (esto se conoce como la triada cognitiva de Beck). Respecto a sí mismo, el paciente expresa ideas de minusvalía, inutilidad y culpa. El mundo ya no es un lugar protector donde se encuentra soluciones a los problemas; mientras que el futuro se torna sombrío, sin posibilidad de recuperación, desesperanzador. La desesperanza puede llevar a las ideas de muerte e, incluso, a las ideas de suicidio.
Síntomas cognitivos de la Depresión
Muchas personas con depresión sienten dificultad para concentrarse, para pensar o para tomar decisiones. Les cuesta, no solo tomar decisiones, también planificar o entender problemas complejos. Se distraen con facilidad, habitualmente “están en su mundo”, les cuesta seguir conversaciones y encontrar las palabras adecuadas. Por tanto, son frecuentes las quejas sobre los problemas de memoria. Los síntomas cognitivos son los responsables en gran medida de que algunas personas con depresión no pueda realizar su trabajo correctamente y les tengan que dar una baja laboral. En los niños y adolescentes, un indicador que nos debe hacer sospechar una depresión es una disminución en el rendimiento académico, como un descenso de las notas en el último trimestre.
En algunos casos de depresión grave puede objetivarse un pensamiento y un discurso ralentizado, las pausas antes de contestar se alargan (latencia de respuesta aumentada) y las respuestas a las preguntas pueden ser incongruentes.
Estos síntomas cognitivos de la depresión suelen mejorar con el tratamiento de la depresión, aunque es frecuente que algunos de estos síntomas permanezcan más tiempo y tarden más en desaparecer.
Síntomas volitivos de la Depresión
La depresión casi siempre se acompaña, en mayor o menor grado, de una pérdida del interés y del placer. Las personas con depresión suelen interesarse menos por sus hobbies, dejan de practicar su deporte favorito y disfrutan menos del ocio. Estos síntomas pueden entenderse por sus familiares en sentido equivocado. Los allegados pueden llegar a pensar que el paciente no hace esfuerzos por encontrarse bien y que es voluntario el abandono de estas actividades. Es importante explicar a las familias que en la depresión, la energía y la capacidad de experimentar placer están disminuidas. Y que, por tanto, es comprensible que se dejen de hacer estas actividades. Esto no significa que no sea bueno para el paciente poder volver a hacerlas o a disfrutarlas.
La falta de iniciativa afecta a la toma decisiones y las personas con depresión suelen procrastinar. En algunas ocasiones la apatía es tan importante que se produce un abandono de las obligaciones laborales o domésticas, e incluso un abandono de la higiene corporal. Este último, es un signo de gravedad y debe ser tenido muy en cuenta.
Síntomas físicos de la Depresión
Los síntomas físicos o síntomas neurovegetativos de la Depresión son aquellos que afectan al sueño, apetito, peso y cansancio. Tanto el sueño como el apetito se relacionan con los ritmos biológicos circadianos, que se suelen alterar también. El apetito puede aumentarse o disminuirse, algunas personas tienen más apetencia por los hidratos de carbono; mientras que, otras, tienen que esforzarse por comer. La afectación sobre el apetito afecta indirectamente al peso, que suele aumentar o disminuir. El sueño también puede alterarse por exceso o por defecto. El insomnio puede darse al inicio de la noche (insomnio de conciliación) o en mitad de la noche (provocando frecuentes despertares). El exceso de sueño puede traducirse en dormir largas horas seguidas por la noche o en tenerse que echar siestas por el día. El cansancio o fatiga también suele estar relacionado con los ritmos circadianos y la sensación de pesadez que acompaña a estos pacientes.
Lo más frecuente es que aparezca insomnio, apetito disminuido y pérdida de peso; aunque, en algunos casos, ocurre lo contrario: se duerme demasiado y aumenta el apetito. En cualquier caso, suele aparecer cansancio o sensación de fatiga. Las personas con depresión pueden referir estar cansadas incluso sin realizar ningún esfuerzo físico ni intelectual. Las tareas más cotidianas parecen requerir un esfuerzo considerable y se realizan en mayor tiempo y con menor eficiencia. Por el contrario, un exceso de actividad o la ausencia de cansancio son más propios de un episodio maniaco.
El deseo sexual suele estar disminuido, así como la capacidad para disfrutar de cualquier otra actividad que genere placer (se conoce como anhedonia). Algunas personas tienden a manifestar dolores difusos generalizados o concretos (dolor de cabeza o lumbar). En las personas que sufren otras enfermedades, los síntomas de estas suelen agravarse: las lesiones de la dermatitis se hacen más extensas, el dolor de la artrosis se intensifica, la tensión arterial se descompensa, etc.
Cómo sé si alguien tiene depresión
Las personas con depresión suelen mostrar una mirada triste o perdida, como se suele decir, con el gesto borrado. La expresividad emocional y gestual suele estar muy disminuida. Aunque suelen ocultar el llanto en público, en algunas ocasiones, no pueden controlarlo. Su participación en las conversaciones y en las actividades sociales suelen disminuir. Cuando están presentes en las reuniones sociales, pueden evitar el contacto social. La falta de presencia en las actividades de ocio o familiares suele ser debido a la falta de energía, ánimo, ilusión y esperanza. Es importante no forzar a las personas con depresión a que salgan o hagan actividades exigentes o de gran exposición social, porque pueden sentirse forzadas y terminar aislándose más.
En algunos casos más graves, puede objetivarse un lenguaje sin espontaneidad, parco, con respuestas monosilábicas y retardadas, además de una voz monótona y baja. Parece como si no tuviera energía para comunicarse e intentara economizar sus palabras, además de estar aumentado el tiempo que tardan en responder a las preguntas. La ausencia de energía en el habla también se expresa en el resto de movimientos corporales, que son más lentos y menos espontáneos de lo normal. En los casos extremos, el paciente puede abandonar su higiene y aseo personal.
Qué puede hacer un amigo o un familiar de una persona con depresión
Lo más importante que se puede hacer por alguien que necesita ayuda es estar presente y ofrecer apoyo. El apoyo no es siempre forzar a la persona con depresión a que se levante o salga de casa. Apoyar es escuchar, es acompañar, es tener paciencia y es estar para la otra persona. Es importante asegurarse de que el paciente ha visitado a un profesional y está cumpliendo con el tratamiento prescrito. Puede ser de ayuda acompañarlo a las primeras citas e involucrarse en el plan de tratamiento, según indicación del profesional.
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