La depresión es una enfermedad que afecta a casi una quinta parte de la población mundial, tiende a la cronicidad, genera una importante discapacidad, empeora el pronóstico de otras enfermedades y está relacionada con un número significativo de suicidios. Por todos estos motivos, es muy importante realizar un correcto diagnóstico de la depresión y ofrecer tratamientos eficaces. Si además de eficaz, el tratamiento se inicia con prontitud el pronóstico de la depresión va a ser mejor.

El mejor tratamiento empieza en un diagnóstico correcto.

Objetivos del tratamiento de la depresión

El tratamiento de la depresión tiene tres objetivos principales:

  1. mejorar los síntomas depresivos.

  2. recuperar el nivel de funcionamiento psicosocial previo.

  3. prevenir futuros episodios depresivos.

Un buen tratamiento para la depresión debe tener muy en cuenta estos tres objetivos. En primer lugar, los síntomas de tristeza, desesperanza, apatía, pérdida del interés y del placer, tienen que mejorar en el tiempo más breve. La mejoría de los síntomas debe acompañarse de la recuperación del nivel de funcionamiento psicosocial previo. Es decir, la persona tiene que ser capaz de volver a trabajar, a relacionarse con sus amigos, a cuidar de sí misma y de su familia y a volver a disfrutar de la vida.

Estos objetivos se pueden alcanzar por distintos caminos, como ahora veremos.

 

Opciones de tratamiento para la depresión

Para el tratamiento de la depresión, disponemos de dos opciones principales:

La adecuación de cada uno de estos tratamientos va a depender de:

  1. la indicación del tratamiento para el tipo y gravedad de la depresión

  2. la disponibilidad de los tratamientos

  3. la preferencia del paciente (una vez haya sido adecuadamente informado)

El orden en el que se han enumerado estos tres últimos factores no es arbitrario. En primer lugar, es necesario hacer una valoración de los síntomas del paciente y del tipo de depresión, así como de la gravedad. Las depresiones leves pueden ser tratadas con psicoterapia, mientras que las depresiones más graves es preferible tratarlas con medicación o con un tratamiento combinado (psicoterapia y medicación).

Las depresiones leves pueden tratarse con psicoterapia, mientras que las graves puede ser mejor que reciban medicación.

Una vez que se haya realizado el diagnóstico de la depresión y se haya evaluado la gravedad de la misma, hay que tener en cuenta la disponibilidad de los tratamientos. En este sentido, tenemos la disponibilidad que ofrece el entorno y la disponibilidad del paciente. En nuestro entorno, España, están disponibles todos los tratamientos farmacológicos y hay una gran diversidad de psicoterapeutas. En otros países, es posible que el número de antidepresivos comercializados o su accesibilidad esté más limitada. Determinadas regiones rurales pueden tener complicado acudir regularmente a la consulta de un psicólogo, aunque en estos casos se puede hacer una terapia en línea. En cuanto a la disponibilidad del paciente, hay que tener en cuenta que no todo el mundo dispone de tiempo o ahorros para hacer una psicoterapia.

Por último, aunque quizás lo más importante, hay que tener en cuenta la preferencia del paciente. El paciente es quien sufre los síntomas y quien sigue el tratamiento. Para poder involucrar al paciente en la decisión de su tratamiento, el profesional tiene el deber de informarlo con detenimiento. El paciente debe conocer los tratamientos posibles, sus beneficios y riesgos potenciales, su duración, el tiempo hasta la recuperación, el coste, el esfuerzo personal, los efectos secundarios y la eficacia de los mismos. Con toda esta información en sus manos, con el apoyo de su familia y la ayuda de su terapeuta, el paciente podrá elegir entre los distintos tratamientos disponibles. Veamos en qué consisten los distintos tipos de tratamientos.

 

Qué tratamiento es mejor para la depresión

Como decíamos, tenemos dos opciones para tratar la depresión: tratamiento farmacológico para la depresión y tratamiento psicoterapéutico para la depresión. Cada persona tienes unas necesidades específicas y hay distintos tipos de depresiones. Por tanto, no se puede hacer una recomendación general para todas las personas con depresión. Sin embargo, sí podemos desarrollar cuáles son las ventajas y las desventajas de uno y otro tratamiento.

 

Ventajas de la psicoterapia

La psicoterapia es una técnica que puede ayudar a muchas personas a sentirse mejor consigo mismas y a lograr un crecimiento personal. En concreto, en las personas con depresión, la psicoterapia puede:

  • mejorar los síntomas depresivos

  • ayudar a comprender el origen de la depresión

  • analizar los factores que han contribuido a producir ese malestar

  • comprender el significado de los síntomas, si se encuentra

  • modificar actitudes y patrones de comportamiento para prevenir nuevos episodios depresivos

 

Desventajas de la psicoterapia

La psicoterapia es una modalidad de tratamiento que, en manos inexpertas, puede ocasionar daño. Un profesional de la salud mental experto va a ser muy cuidadoso y se va a asegurar que la terapia no dañe a la persona.

Inevitablemente, la psicoterapia implica una inversión de tiempo, de dinero y de emociones. Un tratamiento psicoterapéutico implica poner en juego recuerdos, miedos, vergüenzas o culpas, que pueden ser dolorosos. Una terapia muy intensa puede desbordar emocionalmente al paciente, mientras que una terapia demasiado superficial no surte efecto. Cada persona tiene su ritmo y el psicoterapeuta, psiquiatra o psicólogo, tiene que saber adaptarse.

 

Ventajas de los antidepresivos

Los tratamientos farmacológicos antidepresivos actuales son muy seguros y tienen muy pocos efectos secundarios. Habitualmente, con una toma al día es suficiente y no interfiere con el rendimiento diario de una persona. Precisan de receta y prescripción médica, preferiblemente por un médico psiquiatra. A diferencia de la psicoterapia, no es necesario acudir semanalmente a consulta y, por tanto, el coste del tratamiento es menor.

El tiempo que tarda en empezar a actuar el antidepresivo es relativamente rápido: dos a tres semanas. Aunque parezca mucho, desde luego es más rápido que la psicoterapia.

 

Desventajas de los antidepresivos

Para muchas personas, tomar medicación para la depresión supone un enorme esfuerzo y se sienten estigmatizadas por tener que tomarla. Aunque, normalmente esta opinión cambia en cuanto empiezan a percibir el beneficio, puede ser que prefieran acudir a terapia. En algunas ocasiones, los antidepresivos pueden producir efectos secundarios, como náuseas, malestar gastrointestinal, dolor de cabeza, o pueden interferir con otros medicamentos o enfermedades. Para que el efecto perdure, es necesario mantener el tratamiento durante meses tras la mejoría.

 

➥ Seguir leyendo Terapia para la depresión mayor