¿Litio en sangre alto o bajo? ¿Para qué sirve?
El litio es un medicamento que se ha utilizado durante más de 75 años en psiquiatría. Aunque todavía se sigue investigando cómo funciona, sabemos que es muy eficaz como estabilizador del estado de ánimo en personas con trastorno bipolar. Su elevada eficacia y su efecto en la prevención del suicidio contrastan con su estrecho margen terapéutico y la necesidad de realizar controles regulares de sus niveles en sangre. Además, su uso prolongado puede generar efectos adversos graves, como toxicidad renal, hipotiroidismo y arritmias cardiacas.
Existe una falsa creencia de que las personas con trastorno bipolar o inestabilidad afectiva tienen el litio bajo en la sangre y por eso tienen que tomar litio. Cuando lo cierto es que, de forma natural, el cuerpo humano no tiene litio ni lo necesita.
En este artículo explicaremos qué es el litio, para qué sirve, qué significa tener el litio bajo y qué síntomas produce el litio alto, entre otras muchas cosas.
El Litio como medicamento
El Litio, tan de moda hoy en día por su empleo en las baterías recargables, es también una medicina. Concretamente, el litio es uno de los medicamentos más antiguos que se siguen utilizando hoy en día en psiquiatría gracias a su inestimable contribución al tratamiento del trastorno bipolar. El trastorno bipolar es una enfermedad mental potencialmente grave, caracterizada por cambios extremos en el estado de ánimo, que alternan entre episodios de manía o hipomanía (euforia, energía excesiva) y episodios de depresión (tristeza, baja energía).
El descubrimiento del litio como estabilizador del ánimo y antimaniaco se atribuye al psiquiatra australiano John Cade en 1949. Cade trabajaba en un hospital psiquiátrico a las afueras de Melbourne y estaba estudiando la relación entre los episodios maníacos con la función tiroidea y la concentración de urea en la orina. Después de observar que el litio producía sedación en sus cobayas, probó a utilizarlo en sus pacientes más graves, para los que no se conocía tratamiento (recordemos que los antipsicóticos se descubrieron unos años después). Observó que las sales de litio mejoraron significativamente los síntomas maníacos, pero no mejoraron los síntomas de los pacientes con esquizofrenia.
Las sales de litio abanderaron la revolución psicofarmacológica que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX en la que se descubrieron los primeros antidepresivos, antipsicóticos y ansiolíticos. Además, el litio consolidó la diferenciación fenomenológica entre la esquizofrenia y el trastorno bipolar (que, en ese momento, Kraepelin ya había descrito como demencia precoz y psicosis maníaco-depresiva, respectivamente).
¿Qué es el litio?
El Litio es un elemento químico, cuyo símbolo es Li y número atómico es 3. Es el metal más ligero de la tabla periódica y es muy reactivo a temperatura ambiente, por lo que no se encuentra en su forma elemental, sino en forma de sales o minerales. Concretamente, en medicina, el litio se administra en forma de sales de litio.
A pesar de ser un elemento moderadamente abundante en nuestro planeta, el Litio en el cuerpo humano es prácticamente indetectable. Esto significa que los niveles de litio en sangre en la analítica de una persona sana son de 0 mEq/L. El litio no es una sustancia que necesite el cuerpo humano ni el cerebro para funcionar correctamente, sino que es un medicamento utilizado en psiquiatría. Solo tiene sentido pedir niveles de litio en sangre en aquellas personas que se encuentren en tratamiento con este medicamento. El motivo de pedir niveles de litio en sangre es porque es una sustancia potencialmente tóxica y es necesario controlar la concentración de litio para evitar una intoxicación.
“En una persona sana, la cantidad de litio en sangre es 0 mEq/L.”
¿Para qué sirve el litio?
Las sales de litio, comercializadas en España con el nombre de Plenur ®, debes saber que se utilizan fundamentalmente como estabilizador del estado de ánimo.
El litio se utiliza para tratar los siguientes trastornos mentales:
Trastorno bipolar (tratamiento de mantenimiento)
Episodios maniacos e hipomaniacos (tratamiento agudo)
Trastornos depresivos resistentes
Trastorno esquizoafectivo
Fuera de indicación en ficha técnica, además de para la bipolaridad, el litio también se puede emplear en trastornos del control de los impulsos, trastornos de personalidad y en otras enfermedades más raras, como el síndrome de Kleine-Levin o de la bella durmiente. Hasta hace pocos años se ha empleado mucho el litio como potenciador antidepresivo, combinándolo con fármacos antidepresivos. También se utiliza con otros estabilizadores (valproato o lamotrigina) y con antipsicóticos.
El litio es uno de los pocos medicamentos que ha demostrado tener efecto en la prevención del suicidio.
El litio no se usa para tratar la ansiedad, aunque es eficaz en reducir la ansiedad en pacientes con trastorno bipolar.
“El litio se utiliza en psiquiatría como estabilizador del estado de ánimo.”
Qué precio tiene el litio
El carbonato de litio se comercializa en formato de comprimidos de liberación modificada y bajo el nombre comercial de Plenur ® 400mg. El precio de venta al público, IVA incluido, de un envase de 100 comprimidos es de 19,14 € (marzo 2025). Se trata de un medicamento cuya dispensación está sujeta a receta médica y que está incluido en la financiación del SNS (sistema nacional de salud). El precio del litio es relativamente económico.
¿Se pueden tomar suplementos de Litio?
En el organismo tan solo tenemos trazas de litio y sus niveles en sangre son indetectables. Ni el cuerpo ni el cerebro necesitan litio para funcionar correctamente. Además, el litio es una sustancia potencialmente tóxica a bajas concentración. Por todo ello, no hay ningún motivo para tomar suplementos u homeopatía que contengan litio. El litio es un medicamento, que solo se dispensa con receta médica y que requiere de un riguroso control médico.
Cómo funciona el Litio en el cerebro
Resulta paradójico que llevemos más de 75 años utilizando el litio como estabilizador del ánimo y todavía no conozcamos con precisión cómo logra este efecto. Esto no significa que no sepamos muchas cosas de cómo actúa el litio en el cuerpo y en el cerebro.
Las sales de litio se administran por vía oral. Una vez absorbido por el tracto digestivo, se distribuye bien por casi todo el cuerpo y que se elimina fundamentalmente por los riñones. Como veremos más adelante, está contraindicado (salvo en casos excepcionales) en mujeres embarazadas y lactantes porque el litio atraviesa la barrera placentaria y se excreta en leche materna.
Principales mecanismos de acción del litio
A día de hoy conocemos varios mecanismos de acción del litio en el cerebro. Vamos a enumerarlos a continuación:
Modulación de la neurotransmisión. El litio disminuye la excitabilidad neuronal al reducir la liberación de glutamato (neurotransmisor excitador). A la vez que, aumenta la actividad del GABA (neurotransmisor inhibidor).
Regulación de segundos mensajeros. El litio bloquea la enzima inositol monofosfatasa, disminuyendo la disponibilidad de inositol. Esto atenúa la sobreactivación de la neurotransmisión excitatoria, lo que podría explicar su efecto estabilizador del estado de ánimo. Además, el litio inhibe la glicógeno sintasa quinasa-3 (GSK-3), que regula múltiples procesos celulares, incluyendo la apoptosis.Su inhibición podría contribuir a la neuroprotección y plasticidad sináptica, explicando algunos de los efectos terapéuticos del litio a largo plazo.
Neuroprotección y prevención del daño oxidativo. El litio promueve la expresión de factores neurotróficos como el BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), favoreciendo la supervivencia y crecimiento neuronal. También sabemos que el litio reduce el daño oxidativo y la inflamación, lo que podría prevenir la degeneración neuronal en pacientes con trastorno bipolar.
Efecto sobre los ritmos circadianos. El litio modifica la expresión del gen CLOCK, regulando los ritmos biológicos alterados en el trastorno bipolar. Mediante este mecanismo, puede estabilizar los patrones de sueño y vigilia, fundamentales para la regulación del estado de ánimo.
Todavía está en estudio la relación exacta entre los efectos en el cerebro del litio y su eficacia clínica. A efectos prácticos, sabemos que reduce la intensidad y la frecuencia de los episodios maníacos y depresivos del trastorno bipolar. También disminuye el riesgo de suicidio en estos pacientes, independientemente de su acción sobre los síntomas afectivos. Por último, y como hemos indicado ya, el litio tiene efectos neuroprotectores, anti-inflamatorios y de regulación de los ritmos circadianos.
¿Cómo y cuándo se toma el Litio?
El Litio se toma repartido en dos o tres tomas al día. A pesar de ser un tratamiento muy eficaz, el Litio es potencialmente tóxico debido a su estrecho margen o ventana terapéutica. Lo que significa que la diferencia entre una dosis efectiva y una dosis tóxica es muy pequeña. Por ello, debe administrarse a una dosis precisa y constante: una cantidad ligeramente menor puede resultar ineficaz, mientras que un ligero exceso puede provocar toxicidad.
Desde mi experiencia profesional, es fundamental que los pacientes desarrollen con su psiquiatra una relación de confianza mutua para determinar la menor dosis eficaz de litio. Mantener los síntomas bajo control con la dosis más baja posible no solo optimiza el tratamiento, sino que también minimiza el riesgo de efectos secundarios y toxicidad.
Para lograr establecer una dosis mínima eficaz de litio es necesario que el paciente mantenga una rigurosa adherencia al tratamiento, asegurándose recordar todas las dosis indicadas. Una correcta adherencia favorece la estabilidad clínica y podría permitir reducir la dosis diaria sin comprometer la efectividad del litio, disminuyendo así el riesgo de intoxicación y efectos adversos.
“Con el litio es fundamental desarrollar una relación médico-paciente de confianza mutua.”
¿Cuándo hace efecto el litio?
El litio no actúa de inmediato, suele tardar unos días o semanas en hacer efecto, en función de la dosis y del estado clínico de paciente. La mejoría clínica a altas dosis en casos de manía suele aparecer en la primera semana, mientras que en la depresión empieza a hacer efecto después de varias semanas.
Litemia: niveles de litio en sangre
Llamamos litemia a la medición que se hace de la concentración de litio en la sangre en el laboratorio. Este examen nos indica si la dosis que recibe el paciente es la correcta o no. Sabemos que niveles de litio por debajo de una concentración determinada no tienen efecto alguno, mientras que concentraciones superiores pueden resultar tóxicas. Cada persona va a necesitar una dosis distinta para alcanzar la misma concentración. Por este motivo, es necesario conocer los niveles de litio en sangre de todos los pacientes que reciben esta medicación. Recordamos que la litemia normal de una persona sana que no toma litio es cero.
Valores normales o recomendados
El estrecho margen terapéutico del litio hace que sea muy importante conocer la litemia del paciente en todo momento. Si la litemia está baja, el fármaco puede ser ineficaz. Por el contrario, si la litemia está alta puede resultar tóxico. En función del cuadro clínico del paciente se recomiendan distintos niveles de litemia:
Los niveles de litio recomendados para el tratamiento de mantenimiento del trastorno bipolar oscila entre 0,6 mEq/L y 1,2 mEq/L, aunque algunos pacientes (por ejemplo, ancianos) puede ser suficiente con 0,4-0,6 mEq/L.
En los episodios de manía aguda, los niveles recomendados son mayores que cuando el paciente está estable, siendo estos de 1,0 - 1,5 mEq/L.
Litemias superiores a 1,6 mEq/L se consideran tóxicas porque exceden el rango terapéutico y deben evitarse a toda costa por sus consecuencias potencialmente graves.
“Niveles de litio mayores de 1,6 mEq/L se consideran tóxicos.”
Cuándo debe hacerse la medición de la litemia
Los niveles de litio se deben medir en un momento específico para obtener un valor válido y representativo. La litemia debe hacerse 12 horas después de la última dosis (nivel valle). Esto significa que, si el paciente toma litio por la noche (por ejemplo, a las 22:00 h), la extracción de sangre debe hacerse aproximadamente las 10:00 h de la mañana siguiente.
Si la medición de la litemia se hace unas pocas horas después de la última toma de litio es muy probable que la litemia salga alta. Esta determinación no es válida porque no se ha realizado en el nivel valle. Solo tendría utilidad para comprobar que el paciente efectivamente ha tomado una dosis recientemente, pero no para asegurar que la dosis diaria es adecuada.
También es importante considerar que la medición de litio debe hacerse al menos 5-7 días después del inicio o del ajuste de dosis, cuando se alcanza un estado estacionario. Esto significa que el litio necesita casi una semana para estabilizar sus niveles en sangre desde que se empieza a tomar o desde que se cambia la dosis diaria.
¿Cada cuánto tiempo hay que repetir las litemias?
En un paciente estable psicopatológicamente y en el que no se ha modificado la dosis, es aconsejable hacer un control de litio cada 3 o 6 meses. Este periodo debe acortarse en personas con insuficiencia renal, cambios recientes de dosis o inestabilidad psicopatológica.
En los casos en los que exista riesgo de deshidratación se debe hacer un control más frecuente. También cuando se inicia tratamiento con otro medicamento que pueda interaccionar con el litio (algunos diuréticos, IECA, AINE).
Si hubiera síntomas de toxicidad (como náuseas, temblores, marcha inestable o confusión mental) debe realizarse una medición inmediata para descartar una intoxicación por litio.
Qué hacer antes de empezar a tomar litio
El litio es un medicamento utilizado en psiquiatría y en neurología. Si bien es un tratamiento muy eficaz, especialmente en el tratamiento del trastorno bipolar, se trata de un fármaco que requiere un seguimiento riguroso debido a su estrecho margen terapéutico y potencial toxicidad. Por ello, es preferible que lo prescriba un especialista en psiquiatría o en neurología en lugar de un médico general o no especializado.
Antes de empezar un tratamiento con litio se recomienda:
Confirmar el diagnóstico de trastorno bipolar con un especialista en salud mental.
Realizar una evaluación médica completa.
Confirmar que el paciente no esté tomando medicación que pueda interaccionar con el litio.
Medir la tensión arterial y el peso corporal.
Realizar una analítica completa que incluya niveles de calcio, sodio, potasio, función tiroidea (TSH) y función renal (creatinina y aclaramiento de creatinina).
Realizar un electrocardiograma (ECG) en pacientes mayores de 40 años o con antecedentes cardiacos (esta recomendación puede variar según distintos protocolos).
En mujeres en edad fértil debe realizarse una prueba de embarazo por el riesgo teratogénico del litio.
Litio bajo en sangre
Los niveles de litio en sangre solo deben medirse en las personas que están en tratamiento con Plenur (carbonato de litio). Esto se debe a que una persona sana tiene unos niveles de litio en sangre indetectables, es decir, 0. No existe un déficit de litio ni una carencia de litio ni la falta de litio es hereditaria, porque ninguno de nosotros tenemos apenas litio en nuestro cuerpo, sangre o cerebro. Por el mismo motivo, la falta de litio no produce síntomas de ningún tipo.
Las personas que tienen el litio bajo en la analítica son aquellas que están en tratamiento con litio y que toman una dosis insuficiente o no han tomado correctamente el tratamiento. La causa más frecuente de tener el litio bajo es haber olvidado alguna toma en los días más recientes.
Si es tu caso y tienes los niveles de litio en sangre bajos, te recomiendo que consultes con tu psiquiatra lo antes posible. Lo más probable es que te recomiende repetir la analítica en una o dos semanas después de asegurarte de que tomas todas las dosis correctamente. También es recomendable asegurarse de que no has empezado a tomar otro medicamento que pueda interferir con los niveles de litio.
Litio alto en sangre
Debes saber que el litio alto en la analítica puede suponer una intoxicación por litio y, por tanto, debes contactar inmediatamente con tu psiquiatra. Si no es posible hablar con él, debes contactar con tu médico de atención primaria o ir directamente a urgencias. Niveles de litio alto en sangre mayores de 1,6 mEq/L se consideran tóxicos.
Los primeros síntomas del litio en sangre elevado son molestias gastrointestinales (náuseas y diarrea) y aumento del temblor. La intoxicación por litio es una urgencia médica que puede ocasionar un fallo renal agudo, marcha inestable, confusión mental, convulsiones, arritmias cardiacas y, eventualmente, paro cardiaco y la muerte.
La intoxicación por litio puede ser deliberada mediante una sobreingesta medicamentosa con finalidad autolítica. En cuyo caso, la atención sanitaria debe ser por urgencias de un hospital general. Otras intoxicaciones agudas pueden darse en situaciones de deshidratación grave (ejercicio físico extenuante, vómitos, diarrea u ola de calor).
En la mayoría de las ocasiones, la intoxicación crónica por litio aparece poco a poco. Los factores asociados suelen ser la ausencia de controles de niveles de litio (litemias), la deshidratación, el aumento reciente de la dosis, la interacción con otros medicamentos (como AINEs) o el agravamiento de una insuficiencia renal previa.
Efectos secundarios del litio a largo plazo
El litio es un fármaco con un elevado riesgo de toxicidad debido a su estrecha ventana terapéutica. La monitorización frecuente de sus niveles y el buen cumplimiento de la pauta de tratamiento puede evitar los efectos secundarios del litio y su riesgo de intoxicación.
Aun a dosis terapéuticas y evitando el riesgo de intoxicación, como cualquier otro fármaco, el litio tiene efectos secundarios a largo plazo. La mayoría de ellos van a ser dependientes de la dosis y de la litemia.
Los efectos secundarios más frecuentes son:
Temblor fino y leve: frecuente (15 % de los casos) y habitualmente transitorio. Afecta principalmente a las manos, aunque también puede comprometer la cabeza, la lengua y otras partes del cuerpo. Un temblor muy marcado e incontrolable puede ser un signo de intoxicación.
Acné: se debe tratar como el acné vulgar o juvenil.
Caída del cabello: en un 6 % de los pacientes, se suele resolver por sí mismo.
Aumento de peso: sobre todo en el primer año, después se estabiliza.
Somnolencia: suele mejorar con el tiempo y puede potenciarse con otros psicofármacos.
Diarrea y náuseas: frecuente. Vigilar que no haya intoxicación.
Diabetes insípida nefrogénica (DIN): es la complicación renal más frecuentes del litio (25 % de los pacientes). Se produce por la interferencia del litio con la acción de la vasopresina (ADH) en el riñón. Los síntomas son polidipsia (sed excesiva) y poliuria (aumento del volumen de orina por encima de los 3 L al día). Se debe consultar la situación con el psiquiatra, quien podrá determinar la conveniencia de reducir la dosis de litio.
Hipotiroidismo: frecuente, por lo que se recomienda hacer análisis de la función del tiroides (TSH) cada 6-12 meses.
Además de estos efectos secundarios más habituales del litio, tenemos que vigilar muy estrechamente los que son mucho menos frecuentes pero potencialmente más graves.
Los efectos secundarios más graves del litio son:
Hipotiroidismo: se recomienda hacer análisis de la función del tiroides (TSH) cada 6-12 meses.
Daño renal: aparece en tratamientos prolongados (más de 10-15 años) y en personas que han tenido episodios repetidos de toxicidad por litio o que han recibido dosis altas mantenidas (litemia >1,0 mEq/L). Se caracteriza por fibrosis progresiva y deterioro de la función renal. Se debe reducir la dosis de litio o suspender.
Arritmias cardíacas inducidas por litio: son poco frecuentes en personas sin enfermedad cardíaca previa, pero pueden presentarse en ciertos grupos de riesgo, especialmente en ancianos, personas con enfermedad cardiovascular preexistente, insuficiencia renal o alteraciones electrolíticas. Las arritmias graves son raras y suelen estar vinculadas a intoxicaciones. Las palpitaciones, mareos o síncopes pueden ser signos de alarma.
Intoxicación por litio
La intoxicación por litio es una emergencia médica que ocurre cuando los niveles de litio exceden su rango terapéutico y se superan litemias de 1,6 mEq/L. Este estado de intoxicación puede provocar alteraciones neurológicas, cardiacas y renales graves, como hemos explicado en los efectos secundarios.
La intoxicación por litio puede ser aguda o crónica. Aguda cuando se produce una sobreingesta y crónica cuando la dosis administrada durante varios días/semanas es excesivamente elevada.
Los síntomas de sospecha de una intoxicación por litio son:
Elevada temperatura corporal.
Marcha inestable.
Temblor grosero.
Debilidad muscular.
Somnolencia.
Habla pastosa.
Dolor abdominal, náuseas y vómitos.
Vértigo.
Visión borrosa.
Mareos o síncopes (posible bradicardia o arritmia cardiaca).
En caso de una intoxicación, ¿cómo bajar el litio? La forma de bajar los niveles de litio es retirando la medicación y monitorizando estrechamente sus niveles en sangre.
Litio y sexualidad
El litio puede afectar a la sexualidad, pero no en todos los pacientes. La disfunción sexual asociada al litio suele estar relacionada con disminución de la libido, dificultades en la excitación y respuesta sexual, alteraciones en el orgasmo, disfunción eréctil en el hombre o disminución de la lubricación en la mujer.
Estos efectos secundarios sexuales inducidos por el litio están relacionados con el empleo de dosis elevadas, con la duración del tratamiento, con un posible hipotiroidismo secundario al litio, con la disfunción producida por otros fármacos y por las fases depresivas del trastorno bipolbar.
Precauciones con el litio para evitar efectos secundarios e intoxicación
Los efectos secundarios del litio son más frecuentes en aquellas personas que toman altas dosis o que tienen unas litemias elevadas y mantenidas en el tiempo. Se recomienda ajustar la litemia a la situación clínica del paciente para evitar mantener litemias elevadas durante meses o años mientas el paciente está estable. Para que esto sea posible se recomienda hacer litemias cada 3-6 meses, así como:
No modificar la dosis sin indicación médica.
Seguir la pauta indicada, preferiblemente, repartida en más de una toma a lo largo del día. No se debe compensar una dosis olvidada con otra doble.
Mantener la mínima dosis eficaz en tratamientos prolongados, preferiblemente con litemias menores de 0,8 mEq/L.
Hacer analíticas frecuentes para evaluar la función renal (creatinina y filtrado glomerular) y el tiroides (TSH y T4).
Realizar ECG cada uno o dos años, en función de la edad y la situación basal del paciente.
Mantener una hidratación adecuada. Esto se logra no solo bebiendo suficiente agua para prevenir la deshidratación, sino también evitando ejercicios físicos extenuantes u olas de calor. La fiebre, los vómitos, la diarrea y el calor excesivo pueden hacer perder líquidos y es imprescindible reponerlos.
Evitar interacciones medicamentosas. No combinar el litio con AINES (ibuprofeno, naproxeno), diuréticos tiazídicos, IECAs (enalapril), ARA-II (losartán), ya que aumentan sus concentraciones.
Mantener ingesta estable de sal (no reducir drásticamente la sal en la dieta).
Evitar las sales de frutas y el bicarbonato sódico.
Evitar el alcohol y la cafeína (pueda exacerbar el temblor).
Estar atento a síntomas de toxicidad: temblor, náuseas, diarrea, marcha inestable o confusión mental. Acudir a urgencias en caso de encontrarse mal.
Interacciones del litio con otros medicamentos
Las sales de litio tienen interacciones medicamentosas muy relevantes porque aumentan el riesgo de intoxicación por litio al disminuir su eliminación por la orina. Las interacciones más importantes ocurren con los siguientes fármacos que pueden subir los niveles de litio:
Bicarbonato sódico, que se utiliza como antiácido.
Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como son ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, indometacina, ketoprofeno y piroxicam. De forma esporádica como analgésico se puede tomar paracetamol o ácido acetilsalicílico (Aspirina ® a dosis bajas).
Determinados diuréticos, como los llamados tiazídicos (hidroclorotiazida) y, en menor medida, los diuréticos del asa (furosemida).
Fluoxetina (Prozac ®), un tipo de antidepresivo.
¿Qué hacer con el litio antes de una operación quirúrgica?
Existe controversia sobre si se debe mantener o suspender el litio antes de una operación. Se trata de una decisión que debería ser consensuada entre cirujano, anestesista y psiquiatra.
Si se decide suspender el tratamiento con litio antes de una intervención quirúrgica, lo recomendable es que el paciente pase el menor tiempo posible sin su tratamiento. Si el estado del paciente lo permite, se puede suspender 24 horas antes de la cirugía mayor y reintroducir 24 horas después.
El litio durante el embarazo y la lactancia
Aunque cada caso debe valorarse individualmente, en principio, el litio está contraindicado tanto durante el embarazo como durante la lactancia.
El litio tiene riesgo potencial de producir teratogenicidad, es decir, puede producir malformaciones fetales, en especial en el sistema cardiovascular (anomalía de Ebstein). El mayor riesgo de teratogenicidad es, como en todos los fármacos, durante el primer trimestre de embarazo. Por este motivo, en algunos casos, se suspende el fármaco solo durante el primer trimestre y se reintroduce a partir del segundo trimestre o en la segunda mitad del embarazo.
Si se mantiene el tratamiento con litio durante el embarazo se recomienda ajustar la dosis a la más baja posible. Esto permite mantener niveles mínimos de litio, a ser posible, con más tomas diarias (hasta cinco al día). Como normal general, el psiquiatra perinatal, durante la última semana de gestación podría recomendar reducir la dosis a la mitad y suspenderlo al comienzo del parto. Una vez alcanzada una situación estable en el posparto, se reintroduciría.
Se desaconseja el tratamiento con litio durante la lactancia porque se excreta en leche materna. Puede afectar a los sistemas renal y neurológico, todavía inmaduros en el bebé.
En resumen, se desaconseja el litio en el embarazo y en la lactancia. Recomendamos que las mujeres que quieran quedarse embarazadas consulten con un psiquiatra perinatal las opciones de tratamiento más seguras para el embrión y la madre.
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