Cómo mejorar la resiliencia de los niños durante la pandemia
Qué es la resiliencia infantil
La resiliencia infantil supone la capacidad de adaptación de los niños ante circunstancias adversas o perturbadoras. La resiliencia, ya sea en niños o adultos, supone una cualidad que se puede mejorar y, por tanto, debemos fomentar en los momento tan difíciles que estamos atravesando: pandemia por coronavirus.
Cómo promover la resiliencia en los niños
Promover la resiliencia en los niños permite que toda la familia pueda afrontar mejor la pandemia actual y otras situaciones adversas. Desde el Child Trends Center (Wisconsin, EEUU), las investigadoras Jessica Dym Barlett y Rebecca Vivrette, nos ofrecen algunas ideas para promover la resiliencia en los niños. A continuación, se señalan los factores de protección y algunas claves para conseguirlos:
5 consejos para desarrollar la resiliencia en los niños durante la pandemia
Veamos cuáles son nuestros 5 consejos para que los niños puedan desarrollar resiliencia durante la pandemia:
1. Sensibilidad y crianza receptiva
Para promover el desarrollo sano del niño durante la pandemia es necesario que el menor se encuentre en contacto directo con sus figuras de referencia. Cuanto más pequeño sea el niño, más va a necesitar el contacto directo con sus cuidadores de referencia. A medida que crecen, la necesidad de contacto directo es menor y pueden recurrir a contactar también por medios telemáticos (chats, videollamadas o cartas).
Los cuidadores deben pasar tiempo de calidad con los menores. Si, por razones de seguridad o riesgo de contagio, no pueden estar juntos físicamente es importante que se comuniquen por vías telemáticas.
2. Satisfacer las necesidades básicas
Las necesidades básicas del menor deben estar cubiertas: comida, alojamiento, vestido, asistencia médica y psicológica. Esto es crucial para preservar el bienestar.
Pedir ayuda en momentos de dificultad, es un signo de fortaleza y de capacidad de movilización de recursos. Es importante saber cómo acceder a los diferentes recursos, ya sean hospitalarios o sociales.
3. Apoyo emocional a los niños
Es lógico encontrarnos con que los niños experimenten cambios a nivel emocional y conductual durante la pandemia. Los adultos también nos esforzamos día a día por intentar adaptarnos a lo que está ocurriendo. Algunos niños pueden mostrar síntomas de malestar emocional, como, por ejemplo, ansiedad, tristeza, ira o excesiva demanda a los padres. Con un buen apoyo emocional, aumentan las probabilidades de que el estado emocional del niño vuelva a ser el que era previamente a la pandemia.
Para ofrecer apoyo emocional a los niños, recomendamos mantener las 3 R:
Reaseguración (consuelo): consoloar al niño, asegurando el bienestar y la seguridad de él y de sus queres queridos.
Rutinas: mantener rutinas predecibles en cuanto a alimentación, sueño, aprendizaje y juego.
Regulación: dar ayuda al niño para que vaya generando estrategias de autorregulación para afrontar sentimientos o emociones que puedan resultar incómodos. Algunas de estas estrategias pueden ser la respiración, el movimiento o buscar tiempos de calma. Es importante establecer momentos para comprobar “¿Cómo nos sentimos?”, dar espacio al niño para que pregunte sus dudas, hablar sobre sus sentimientos o hablar de temas que le inquieten de manera adecuada a su edad.
Debemos enfatizar lo positivo, historias de resiliencia, de ayuda entre las personas. En una situación donde la negatividad y el miedo pueden adueñarse del día a día, es importante contrarrestar con información positiva.
4. Apoyo al cuidador
Cuando las necesidades de los cuidadores están cubiertas, es más probable que las del niño también lo estén. Proteger la salud física y mental del cuidador es una estrategia eficaz para promover el bienestar del niño durante y después de la pandemia.
Es importante priorizar las actividades y el tiempo. Realizar primero aquellas actividades más importantes y significativas para el cuidador y sus familias. Estas actividades prioritarias pueden ser: juegos en casa, celebración de cumpleaños o de logros conseguidos o mantener el contacto con amigos. En general, hay que intentar centrarse en aquello que se puede realizar de forma realista durante las circunstancias actuales.
El cuidador debe permitirse tomarse descansos, tanto de la actividad laboral como del cuidado de la casa y de los menores. Tener tiempo para uno mismo para realizar tiempo de descanso, ejercicio, relajación o la actividad que cada uno elija. Mantenerse conectado con sus grupos de referencia ya sean familiares sociales o religiosos.
5. Contacto social
Mantener el contacto con relaciones sociales positivas es un factor protector tanto para los niños como para los adultos durante la pandemia. Aunque el contacto personal este limitado, el distanciamiento físico no tendría por qué traducirse en aislamiento social. El aislamiento socia supone un factor de riesgo para la negligencia y el abuso infantil, para el consumo de sustancias y para la violencia familiar. Durante tragedias como una pandemia, los niños interactúan menos con agentes protectores que puede reconocer e identificar signos de alarma en un momento dado dentro de la familia. Monitorizar la seguridad de los niños es muy importante durante la pandemia.
Por lo que mantener contacto virtual con la familia más extensa y amigos es un factor que mejora la resiliencia infantil. Se debe animar a los niños mayores a que mantengan el contacto con sus iguales.
En muchos niños se puede observar desde edades muy tempranas una gran capacidad de adaptación y afrontamiento ante circunstancias adversas. Es probable que haya una parte innata que promueve esa característica, pero no podemos olvidar el aspecto más contextual. Somos seres sociales, y una parte de nuestras características las vamos adquiriendo a través de nuestras experiencias y a través del aprendizaje observacional. Albert Bandura introdujo el término modelado: cómo el ser humano aprende mediante la observación de otros seres humanos. Los niños observan constantemente nuestras respuestas ante diferentes acontecimientos, las estrategias de afrontamiento que realiza el adulto las observa el niño y es probable que las replique en algún momento.
Como adultos, tenemos un papel mucho más importante de lo que creemos sobre los niños, especialmente sobre nuestros hijos. Les transmitimos cómo afrontamos las adversidades, aceptamos nuestras emociones y lidiamos con lo que ocurre en nuestro alrededor.
Psicóloga clínica especialista en resiliencia infantil
Nuestra psicóloga infantil, Emma Vidal, ha acompañado a muchos de sus pacientes y sus familias en los momentos más difíciles. Os puede ayudar a vosotros y a vuestros hijos a afrontar esta pandemia.