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Tricotilomanía o Trastorno de arrancarse el pelo

Qué es la Tricotilomanía

La Tricotilomanía es un tipo de alopecia traumática que se produce cuando uno mismo se arranca su propio pelo. Habitualmente, el pelo arrancado corresponde al cuero cabelludo, pero puede afectar a otras regiones donde hay vello corporal, a las cejas o a las pestañas. Aunque el gesto de arrancarse el pelo es voluntario, la persona siente que no puede controlar su conducta. La consecuencia es una patente pérdida capilar, con amplias zonas de calvicie. La persona afectada sufre intensa vergüenza, intenta disimular sus calvas o sufre la burla de otras personas, especialmente en niños.

El término Tricotilomanía fue acuñado por primera vez por el dermatólogo francés Hallopeau en 1889. Etimológicamente, Tricotilomanía viene del griego: trico=cabello, tilo=depilar y manía=conducta.

La persona con tricotilomanía suele ocultar su situación por vergüenza y falta de información acerca de la existencia de esta enfermedad. De pedir ayuda, suelen acudir en primer lugar al dermatólogo, como especialista de la piel y sus añejos (uñas y pelo). Sin embargo, está considerado un trastorno mental y, por tanto, debe ser tratado por un psiquiatra y/o un psicólogo clínico.

Su clasificación y sus criterios diagnósticos han sufrido cambios en los últimos años. La Asociación Americana de Psiquiatría en su Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su penúltima versión (DSM-IV), lo consideraba un Trastorno del control de los impulsos. Sin embargo, en su ultima edición (DSM-5) publicada en 2013, la Tricotilomanía ha pasado a clasificarse dentro de los Trastornos obsesivos compulsivos y trastornos relacionados. Lo cierto es que está muy relacionada tanto con los trastornos del control de los impulsos como con los trastornos obsesivo-compulsivos.

Cambios en los criterios diagnósticos de la Tricotilomanía

La Tricotilomanía se define, según DSM-5 (2013), por el acto de arrancarse pelo continuamente provocando una perceptible pérdida de pelo. Este gesto de arrancarse el pelo se sigue haciendo a pesar de los esfuerzos de la persona por evitarlo y le provoca malestar en alguna área de su vida. Normalmente, las calvas que aparecen son visibles y provocan vergüenza. Los pacientes tienden a ocultar sus calvas con pañuelos, sombreros, gorras o pelucas. En algunos casos, llegan a evitar el contacto social hasta que el cabello vuelve a crecer, lo cual puede suponer meses de espera. Por lo general, son persona tímidas, introvertidas y con baja autoestima.

Los criterios que hemos descrito en el párrafo anterior en algunos aspectos de las ediciones previas del DSM. Concretamente, la edición previa (DSM-IV-TR) consideraba que el acto de arrancarse el cabello era un impulso irrefrenable que aparecía precedido de una sensación creciente de tensión psíquica. Esta tensión o ansiedad se decía que se incrementaba si el paciente se resistía a arrancarse el cabello y se aliviaba cuando se lo arrancaba. Por este motivo, se consideraba un trastorno del control de los impulsos. Sin embargo, esta definición dejaba fuera a muchos pacientes, sobre todo niños, que se arrancaban el cabello, pero sin sentir la sensación de ansiedad ni la de alivio. Lo que sí tienen en común las dos definiciones es que se siguen arrancando el cabello a pesar de los esfuerzos repetidos por evitarlo.

Epidemiología de la Tricotilomanía

Se estima una prevalencia para la Tricotilomanía del 0,5 al 3,5 % de la población. Los primeros síntomas pueden aparecer en la infancia, adolescencia o edad adulta. El curso de la enfermedad puede ser crónico o por episodios. Es más frecuente en mujeres, en una proporción de 4:1.

La Tricotilomanía se asocia a trastornos del estado de ánimo, Trastornos de ansiedad, de la conducta alimentaria, obsesivo-compulsivo y de personalidad. También suele asociarse a otras conductas compulsivas como morderse las uñas o rascarse la piel (sin picor).

Síntomas de la Tricotilomanía

La tricotilomanía consiste en el arrancamiento continuo del pelo de uno mismo hasta producir una superficie calva. Lo llamativo del acto de arrancarse el cabello es que el paciente no puede evitarlo, a pesar de esforzarse. En algunos casos, el arrancarse el cabello va precedido de una intensa sensación de tensión mental o ansiedad, que empeora si se resiste a arrancárselo. El gesto de arrancarse el cabello alivia esa tensión y produce gratificación o placer en algunas personas.

La zona de la superficie corporal que más afectada suele verse es el cuero cabelludo. Resulta evidente porque es la zona del cuerpo con mayor superficie de pelo, de mayor densidad, bien accesible y más descubierta. Además del cuero cabelludo, otras regiones afectadas son: pestañas, cejas, cara, axilas, brazos, piernas, abdomen y pubis.

Las calvas que suelen aparecer como consecuencia del arrancado del cabello suelen ser de forma irregular. Lo más característico de esta alopecia frente a otros tipos es que la piel se ve sana (no enrojecida) y se suelen observar pelos nacientes de distintos tamaños. Las placas de calvicie suelen ser más intensas en las zonas accesibles por la mano dominante. Habitualmente, se respeta el borde de implantación del cabello (por ejemplo, el flequillo), para que resulte más fácil disimular la calva con el peinado del resto del cabello.

En algunos casos, el pelo arrancado se mastica o se ingiere. La ingesta de pelo puede dar lugar a otro problema más grave de salud: una obstrucción intestinal por una bola de pelo (tricobezoar). En humanos el tricobezoar es infrecuente, pero en los gatos es muy común.

No se puede considerar Tricotilomanía cuando el arrancado del cabello se produce como consecuencia de picor o como resultado de una alucinación o una idea delirante.

Diagnóstico de la Tricotilomanía

En muchas ocasiones, la persona con Tricotilomanía oculta su problema por la intensa vergüenza que le ocasiones y el desconocimiento de que se trata de una enfermedad reconocida, diagnosticable y tratable. La soledad a la hora de enfrentarse a este problema, normalmente, lo agrava. Artículos como este y páginas web dedicadas a la difusión de la salud mental ayuda a personas enfermas a entender su problema, a crear esperanza y a buscar ayuda.

Una vez que se deciden buscar ayuda, suelen acudir al especialista de la piel (dermatólogo) y no siempre reconocen que son ellos mismos quienes se arrancan el cabello. Habitualmente, el dermatólogo experimentado reconoce rápidamente el tipo de alopecia y facilita al paciente contar cómo han aparecido las calvas. Una vez diagnosticada, el dermatólogo hace la derivación al médico especialista en psiquiatría y este es el que organiza el tratamiento.

Tratamiento de la Tricotilomanía

La Tricotilomanía suele ir acompañada de otros diagnósticos en salud mental. Por ello, es muy importante acudir a un psiquiatra o un psicólogo especialista. Si se identifica una depresión, ansiedad o un Trastorno obsesivo-compulsivo, el tratamiento de este trastorno comórbido, habitualmente con antidepresivos, suele mejorar la Tricotilomanía. En otras ocasiones, se identifica un trastorno de personalidad, en cuyo caso se recomienda una psicoterapia como tratamiento principal.

El tratamiento específico de la Tricotilomanía es, en mi opinión, fundamentalmente psicoterapéutico y psicoeducativo. Si bien es cierto que algunos tratamientos farmacológicos han demostrado ser eficaces. Los medicamentos más comúnmente empleados en la Tricotilomanía son los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Los ISRS más utilizados son: Fluoxetina, Fluvoxamina, Sertralina, Paroxetina, Citalopram y Escitalopram. También se ha empleado otro antidepresivo, clomipramina (Anafranil ®), aunque tiene más efectos secundarios que los anteriores. Por último, recientemente se han venido utilizando Naltrexona (Revia ®) y N-acetilcisteína (Flumil ®) con buenos resultados, aunque quizás sean necesarios más estudios para recomendar un uso generalizados de estos dos fármacos.

Pronóstico de la Tricotilomanía

El pronóstico de la Tricotilomanía va a depender de varios factores:

  • del inicio de los síntomas y la duración del problema.

  • de la accesibilidad a la ayuda, sobre todo, a un apoyo psicoterapéutico.

  • de si la evolución es crónica o por episodios.

  • de la localización de las lesiones, hay zonas del cuerpo que pueden quedar cubiertas

  • de la presencia de otros problemas de salud mental: trastornos de personalidad, depresión mayor, ansiedad generalizada, TOC, etc.

Desde luego, el factor más importante para que la evolución sea favorable y el pronóstico sea bueno es buscar la ayuda de un buen equipo de profesionales.