Adicción al juego y a las apuestas (Ludopatía)
Apostar implica arriesgar algo de valor con la esperanza de obtener algo de mayor valor, pero también conlleva la búsqueda intencionada de un estado de excitación emocional. Por esta razón, las apuestas y los juegos de azar han sido considerados formas de entretenimiento en diversas culturas a lo largo de la historia. La mayoría de personas apuestan y juegan siendo conscientes del riesgo y entendiendo que es muy difícil ganar, pero les gusta sentir la intensa emoción que acompaña a la incertidumbre.
Por el contrario, aproximadamente un 2 % de la población desarrolla dificultades para controlar su conducta de juego. Estas personas tienden a arriesgar más dinero del que pueden permitirse, subestiman los riesgos de perder y depositan una ilusión desproporcionada en la posibilidad de ganar. Cuando este patrón de comportamiento se vuelve persistente y recurrente, interfiriendo significativamente en la vida personal, familiar o laboral del individuo, se considera una adicción al juego y a las apuestas (ludopatía), una enfermedad que requiere intervención especializada.
Los juegos de azar y de apuestas
Los juegos de azar y de apuestas son actividades en las que una persona arriesga dinero u otros bienes de valor en un evento cuyo resultado depende principalmente del azar y no de la habilidad del jugador. Algunos ejemplos de juegos de apuestas son casinos, loterías, primitiva, euromillones, apuestas deportivas, bingo, máquinas tragaperras y casas de apuestas online, entre otros. Suelen generar una sensación de emoción y elevada excitación por la expectación de ganar dinero y enriquecerse. La realidad es que también pueden conducir a problemas financieros, adicción y deterioro en la vida personal y social cuando el juego se vuelve compulsivo o incontrolable.
“En los juegos de apuestas, el resultado de ganar o no depende del azar y no de la habilidad del jugador.”
Los juegos de azar y de apuestas pueden provocar graves daños en la salud. Es especialmente llamativo como pueden afectar negativamente a múltiples esferas de la vida y salud de una persona: salud financiera, salud mental, salud física y salud sociofamiliar. Además, estas consecuencias adversas provocadas por el juego pueden perdurar toda la vida y trascender a las siguientes generaciones, tanto transmitiendo un patrón de relación con el juego disfuncional como agotando el patrimonio familiar o traspasando deudas a la descendencia.
La situación jurídica de los juegos de azar varía de unos países a otros, aunque en España como en la mayoría de países son actividades legalizadas y reguladas. Si bien, esta legislación podría establecer medidas protectoras más estrictas para la prevención y reducción de daños. Algunas de estas medidas de protección, podrían ser: eliminar la publicidad de los juegos de azar, restringir el acceso a personas vulnerables o limitar la disponibilidad (horarios de apertura o tiempo conectado a la aplicación web).
¿Cuántos jugadores de azar y de apuestas hay?
Los estudios epidemiológicos estiman que casi la mitad de los adultos han participado de alguna forma en algún juego de apuestas en el último año. Aproximadamente un 5 % de las mujeres y un 10 % de los hombres exhiben un patrón de juego de riesgo. Esto supone que unos 450 millones de personas en el mundo son jugadores problemáticos o de alto riesgo. De ellos, 80 millones de adultos tienen un trastorno de juego patológico o ludopatía.
En el caso de los adolescentes, un 18 % de ellos han participado en el último año en alguna forma de juegos de azar o de apuestas. De entre ellos, un 10 % de los adolescentes ha apostado online, a pesar de que hay un acuerdo de prohibir el acceso a menores de edad a las plataformas de apuestas online.
Respecto a las diferencias de género, los varones presentan tasas más elevadas de juego patológico que las mujeres, aunque esta brecha podría estar estrechándose en los últimos años. A los hombres les gustan más los juegos de cartas (póker), las apuestas deportivas y las carreras de caballos (en hipódromos). Las mujeres tienen más predilección por el bingo y las máquinas tragaperras.
“La mitad de la población mundial participa en los juegos de apuestas o de azar.”
Juego problemático o juego de alto riesgo
Existe un paso intermedio entre el jugador ocasional y el jugador patológico, conocido como jugador problemático o jugador de alto riesgo. Muchas personas gastan más dinero del que tenían previsto en el juego. Un ejemplo común en España es gastar grandes sumas de dinero en la Lotería de Navidad. Este es un buen ejemplo de juego problemático, ya que no puede considerarse ludopatía si la persona solo juega una vez al año y no tiene un patrón persistente y recurrente de juego. Esto no significa que no pueda experimentar consecuencias negativas, como dificultades financieras. Un gasto excesivo en lotería podría reducir los recursos disponibles para cubrir gastos esenciales del hogar o limitar las posibilidades económicas en situaciones extraordinarias, como las cenas de Navidad y Fin de Año.
Algunos aspectos que debemos observar para saber si el juego se nos ha ido de las manos son:
Pérdida gradual del control sobre el juego.
Incremento en la prioridad que se concede al juego, por encima de otros intereses vitales y actividades cotidianas, como reunirse con familiares y amigos o practicar deporte.
Continuar jugando o apostando a pesar de sus consecuencias negativas.
La presencia de alguno de estos tres síntomas podría ser la antesala de una ludopatía o juego patológico.
Personas en riesgo de desarrollar una ludopatía
Son muchas las personas que pueden estar en riesgo de desarrollar una ludopatía. Además de los condicionantes genéticos, que se pueden inferir conociendo si ha habido familiares cercanos que han tenido problemas con el juego, existen también condicionantes sociales. Las personas que se encuentran en momentos difíciles o delicados de sus vidas, como haberse separado o enviudado recientemente tienen más riesgo. También las personas que acaban de jubilarse o que una lesión o enfermedad les mantiene de baja médica por largo tiempo.
Existen también factores sociales, como la pobreza, la discriminación social y el aislamiento que favorecen el desarrollo de una adicción de este tipo. El hecho de que en eventos deportivos haya una publicidad muy agresiva que promociona y normaliza las apuestas online en menores, especialmente adolescentes. En muchos casos, clubes deportivos de gran prestigio son patrocinados por casas de apuestas deportivas.
“Factores genéticos, ambientales, culturales y socioeconómicos pueden influir en la vulnerabilidad a desarrollar una ludopatía.”
Ludopatía o Juego patológico
El juego patológico, también conocido como ludopatía, es una enfermedad que se sitúa en la intersección entre los trastornos del control de los impulsos y los trastornos adictivos. Este diagnóstico se aplica a personas que presentan un patrón problemático y persistente de juego. Se caracteriza por la presencia de síntomas como la incapacidad de controlar el impulso de apostar, la necesidad de apostar cantidades crecientes de dinero y el uso del juego para aliviar el malestar emocional. A pesar de las consecuencias negativas en la vida personal, social, laboral y económica, la persona con ludopatía sigue apostando de forma excesiva y compulsiva.
Al igual que ocurre con otras adicciones, la ludopatía activa los circuitos de recompensa del cerebro, generando una respuesta placentera que refuerza la conducta y dificulta su abandono. Las personas que padecen este trastorno experimentan una creciente necesidad de jugar, acompañado de un deterioro progresivo en su capacidad para resistir la impulsividad y evitar las apuestas. Con el tiempo, el juego deja de ser una forma de entretenimiento y se convierte en una compulsión que genera ansiedad, estrés y problemas financieros y familiares.
Diversos factores contribuyen al desarrollo del juego patológico, incluyendo predisposición genética, alteraciones neurobiológicas, factores psicológicos como la impulsividad o la baja tolerancia a la frustración, y aspectos sociales como la accesibilidad y normalización del juego. Dada su complejidad, el tratamiento de la ludopatía requiere un enfoque integral que combine terapia psicológica, apoyo social y, en algunos casos, tratamiento farmacológico.
El reconocimiento del juego patológico como una enfermedad permite el acceso a tratamientos efectivos, que reducen las consecuencias negativas en el jugador y en su entorno.
¿A cuántas personas afecta?
Aproximadamente un 1-2 % de la población sufre un Trastorno del juego (ludopatía). A lo que habría que sumar el número de familiares y amigos afectados colateralmente. Las pérdidas económicas de los jugadores más empedernidos suponen el 60% de las ganancias del sector (GREO Evidence Exchange, 2019), que se estimará llegará a los 700.000 millones de dólares en 2028.
El sector de los juegos de apuestas ha crecido muy rápidamente en los últimos años, principalmente impulsado por las casas de apuestas online que permiten a cualquier persona hacer apuestas cualquier día del año a cualquier hora del día desde cualquier lugar. Además, se han permitido campañas publicitarias muy agresivas dirigidas a poblaciones vulnerables, como a los jóvenes. Todo ello, hace muy previsible que las tasas de jugadores aumenten en los próximos años. Si aumenta el número de jugadores, aumentará el número de ludópatas, ya que uno de los principales factores de riesgo es la accesibilidad. Cuanto más accesible sea apostar, más personas sufrirán sus consecuencias.
Clasificación del juego patológico (ludopatía) en los sistemas diagnósticos
El DSM-5 clasifica el Juego patológico o Ludopatía como una enfermedad bajo el código 312.31 (F63.0), dentro del grupo de los Trastornos adictivos. En ediciones anteriores del DSM, la ludopatía estaba catalogada como un trastorno del control de los impulsos, pero en la última edición se se trasladó a la categoría de adicciones, al considerarse que comparte más características con este grupo de trastornos.
Por si no lo conocías, el DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) es la 5ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, publicado en 2013 por la American Psychiatric Association (APA). Su versión revisada, el DSM-5-TR, fue publicada en 2022. Es una de las principales guías utilizadas en psiquiatría y psicología para el diagnóstico de trastornos mentales y adictivos. Además del DSM-5, otro sistema de clasificación ampliamente utilizado es la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades, 11ª edición), que es un sistema de clasificación médica desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La CIE-11 incluye todas las especialidades de la Medicina, mientras que el DSM es exclusivo de la especialidad de Psiquiatría y Salud Mental.
En la CIE-11, el Trastorno por juego de apuestas se diferencia del Trastorno por uso de videojuegos, reflejando el reconocimiento de dos conductas adictivas distintas. Además, dentro del Trastorno por juego de apuestas, la CIE-11 distingue entre el Trastorno por juego de apuestas online (en línea) y el Trastorno por juego de apuestas offline (fuera de línea), reconociendo que los patrones de juego pueden variar según el entorno y que el acceso digital ha modificado la forma en que se desarrolla esta adicción.
Criterios diagnósticos del Juego patológico
El Trastorno de Juego en el DSM-5 se diagnostica cuando una persona cumple con al menos cuatro de los siguientes nueve criterios en un período de 12 meses:
Necesidad de apostar cantidades de dinero cada vez mayores para conseguir la misma excitación.
Inquietud o irritabilidad cuando intenta reducir o dejar de jugar.
Fracasos repetidos en los intentos de controlar, reducir o abandonar el juego.
Preocupación frecuente por el juego (p. ej., recordar experiencias pasadas, planear la próxima apuesta, pensar en formas de conseguir dinero para jugar).
Juego como forma de evasión de problemas o para aliviar el malestar emocional (p. ej., ansiedad, depresión).
Volver a jugar para recuperar pérdidas (“persiguiendo” las pérdidas).
Mentir para ocultar el grado de implicación en el juego.
Poner en riesgo o perder relaciones importantes, trabajo u oportunidades académicas o profesionales debido al juego.
Depender de otros para obtener dinero y aliviar la desesperación financiera causada por el juego.
Niveles de gravedad de la ludopatía
Cuando se hace el diagnóstico de Ludopatía, se puede especificar la gravedad (leve, moderado o grave) en función del número de criterios diagnósticos que cumpla el paciente de un total de nueve.
Leve: 4-5 criterios cumplidos.
Moderado: 6-7 criterios cumplidos.
Grave: 8-9 criterios cumplidos.
Los jugadores más graves cumplen todos o prácticamente todos los criterios. Los dos criterios diagnósticos que se relacionan con una gravedad mayor son:
poner en peligro las relaciones interpersonales u oportunidades laborales debido al juego.
pedir dinero prestado a terceras personas para recuperar el dinero perdido en el juego (solicitud de rescate).
Criterios de exclusión del diagnóstico de ludopatía
El diagnóstico diferencia de la ludopatía se realiza con los jugadores sociales y los jugadores profesionales. En otro artículo tratamos las diferencias entre los jugadores profesionales y los adictos al juego, además también explicamos las características de estas personas que apuestan de forma sistematizada y controlada. Algunas personas con TDAH, trastorno de personalidad o trastorno bipolar pueden tener comportamientos adictivos.
El diagnóstico de ludopatía no puede realizarse cuando el comportamiento ante el juego se puede explicar por un episodio maniaco. Llamamos episodio maníaco a un estado mental anormal y persistente de euforia, irritabilidad o energía excesiva. Por definición, este estado mental debe durar al menos una semana y forma parte del cuadro clínico del Trastorno bipolar.
Durante un episodio maniaco se presentan síntomas como autoestima exagerada o grandiosidad, disminución de la necesidad de sueño, habla acelerada, pensamiento acelerado, distracción fácil, aumento en la impulsividad (gastos excesivos, conductas de riesgo, actividad sexual desinhibida) y, en casos graves, síntomas psicóticos. Este estado causa un deterioro significativo en la vida de la persona y puede requerir hospitalización para prevenir daños a sí misma o a otros. Un episodio maniaco aparece exclusivamente en personas diagnosticadas de un trastorno bipolar.
Una persona con un episodio maniaco es frecuente que gaste excesivo dinero y se capaz de medir adecuadamente las consecuencias negativas de sus actos, por lo que está en una situación de extrema vulnerabilidad para desarrollar conductas de juego patológico o ludopatía.
Consecuencias de la ludopatía
Los juegos de azar y de apuestas pueden poner en peligro la salud de la persona. Como veremos más adelante la prevalencia de comorbilidades psiquiátricas es muy elevada, por ejemplo, se calcula que la mitad de los jugadores patológicos sufren una depresión mayor. La ludopatía agrava el pronóstico de estas personas y puede aumentar la incidencia de suicidios. Además, también pueden generar pobreza en el paciente y sus familiares, por las dificultades financieras que supone hacer frente a las pérdidas.
Se estima que aproximadamente 1 de cada 20 mujeres y 1 de cada 10 hombres en el mundo sufre algún tipo de daño como consecuencia de las apuestas. Estas elevadas cifras se deben a que por cada cada persona que participa en juegos de azar y de apuestas de alto riesgo, se ven afectadas otras seis personas de su entorno. Un estudio sueco concluyó que el riesgo de suicidio se multiplica por 15 en las personas con ludopatía frente a la población general.
Las personas que apuestan en exceso pueden resultar estigmatizadas por sus amigos y, especialmente, sus familiares. Este hecho puede resultar en un mayor aislamiento social del paciente que, a su vez, puede agravar la ludopatía y apartarlo más de sus seres queridos.
Otros efectos colaterales del juego de apuestas incluyen la ruptura de relaciones personales, especialmente las sentimentales, lo que puede generar conflictos graves y, en algunos casos, derivar en situaciones de violencia doméstica. Pueden cometerse otros delitos en el ámbito familiar, como desatender las necesidades de niños pequeños, o fuera del domicilio, como robos o fraudes encaminados a obtener dinero para saldar deudas o seguir apostando.
Las actividades académicas o laborales se suelen ver afectadas, ya que suelen jugar en las horas de trabajo o de formación y reducir su rendimiento o aumentar su absentismo. La preocupación por la siguiente apuesta o por el dinero perdido en la última, les lleva a desatender sus obligaciones. Incluso descuidan su propia salud física y autocuidado.
Ludopatía y comorbilidades
La ludopatía se asocia con una mala salud en general. En concreto, algunos diagnósticos cardiológicos, como los accidentes cardiovasculares (infarto y angina de pecho) y la taquicardia, son más frecuentes que en la población general. El juego patológico no solo se asocia a una mala salud física, sino que también se relaciona con altos índices de comorbilidad con otros trastornos mentales.
Los estudios sobre el trastorno por juego (ludopatía) revelan que la mayoría de los pacientes sufren también otra adicción o un trastorno mental. La tasa de comorbilidad con un trastorno psiquiátrico se eleva al 70-90% y la de otra adicción al 50%. La mitad de las personas con un trastorno por juego tienen un trastorno depresivo. También es muy frecuente el diagnóstico de ansiedad, así como las adicciones a sustancias.Ludopatía y otros trastornos mentales
“La mayoría de las personas con una ludopatía tienen otra enfermedad, que debe ser diagnosticada y tratada.”
Ludopatía y enfermedad mental
Los trastornos psiquiátricos son muy comunes en las personas que tienen una adicción a los juegos de azar y de apuestas. Es muy importante identificar a las personas que puedan sufrir otra enfermedad comórbida porque puede agravar la severidad del problema y dificultar el tratamiento, ya que deben abordarse los dos problemas simultáneamente.
Las comorbilidades más frecuentes y su prevalencia aproximada incluyen:
Trastornos depresivos: (50%). La depresión puede estar asociada al impacto emocional y financiero del juego y a la creencia de que ganar dinero le animará.
Trastornos de ansiedad: (30-40%). Estos trastornos incluyen ansiedad generalizada, fobia social y trastorno de pánico. La ansiedad puede ser tanto una causa como una consecuencia del comportamiento de juego compulsivo.
Trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH): 20-25% de las personas con trastorno por juego presentan síntomas de TDAH, los cuales están asociados a una mayor impulsividad y dificultad para mantener el autocontrol.
Trastornos de la personalidad: 60%. Los trastornos de personalidad del cluster B, como el trastorno límite de la personalidad, el trastorno antisocial y el trastorno narcisista, incrementan el riesgo de comportamientos impulsivos y problemas en las relaciones interpersonales.
Trastorno bipolar: 5-15%. Tanto en los episodios depresivos como en los maniacos puede intensificarse el impulso por jugar y apostar. Especialmente llamativo es en los episodios maniacos, debido a la disminución de la percepción de las consecuencias y al incremento en la asunción de riesgos.
Estas comorbilidades destacan la complejidad del trastorno por juego y la necesidad de un abordaje integral que trate tanto el comportamiento adictivo como los trastornos coexistentes.
Ludopatía y otras adicciones
Las personas con una adicción a los juegos de azar y de apuestas suelen presentar otras adicciones comportamentales y a sustancias. La comorbilidad con la adicción a nicotina es la más elevada de hasta el 50%, le siguen la adicción al alcohol (30%) y a drogas ilegales (20%). En algunos estudios también se ha visto una asociación que hasta un 10-15% tenían adicción al sexo (si bien este no es un diagnóstico reconocido).
Las mujeres con adicción al juego tienen una elevada comorbilidad con adicción a las compras (25%) y con los atracones de comida (20%). Las personas que dedican mucho a los juegos de azar y de apuestas suelen tener un vida sedentaria, lo que también aumento el riesgo de sobrepeso y obesidad.
Tanto el juego como el consumo de sustancias comparten mecanismos de recompensa cerebrales y comportamientos impulsivos.
Prevención de la ludopatía o adicción a las apuestas
El juego de apuestas es un problema de salud pública. Los gobiernos deben establecer políticas que prioricen la protección de la salud y el bienestar por encima de motivaciones económicas, como la recaudación de impuestos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) está muy preocupada por la repercusión de los juegos de azar y de apuestas para la salud de las personas y prevé un aumento de casos en los próximos años debido a la mayor disponibilidad de teléfonos inteligentes con conexión a datos en países emergentes y en vías de desarrollo.
Para prevenir los daños asociados al juego de apuestas, es fundamental implementar medidas de salud pública universales dirigidas a toda la población. Algunas estrategias de prevención de la ludopatía que propone la OMS incluyen:
Regulación estricta de la industria del juego de apuestas, asegurando que los operadores cumplan con normativas claras y aplicando sanciones efectivas con recursos suficientes.
Eliminación de la publicidad, promoción y patrocinio de los juegos de azar en el deporte y en eventos culturales para reducir su atractivo, especialmente entre los grupos vulnerables.
Implementación de medidas de seguridad en los juegos de azar, como límites universales de pérdidas, restricciones en las apuestas y pausas obligatorias en las sesiones de juego.
Creación de un sistema de autoexclusión efectivo, con un registro universal de cuentas que permita establecer compromisos vinculantes antes de participar en apuestas.
Reducción del estigma y la vergüenza que enfrentan las personas afectadas por el juego problemático, fomentando una visión más comprensiva y accesible al tratamiento.
Control del lobby de la industria de los juegos de azar y de apuestas, limitando su influencia en la formulación de políticas públicas y en la investigación sobre los efectos del juego.
Lanzamiento de campañas de concienciación, con mensajes claros sobre los riesgos y consecuencias negativas del juego de apuestas para la salud y el bienestar.
Estas medidas buscan minimizar los daños asociados a las apuestas y promover un enfoque de salud pública que priorice la protección de las personas sobre los intereses económicos de la industria del juego.
Tratamiento de la adicción a los juegos de apuestas
La primera barrera que tiene el tratamiento de la ludopatía es el bajo índice de aceptación, ya que solo un 0,1 - 0,2 % de los jugadores busca ayuda profesional o no-profesional. La estigmatización y la vergüenza suelen impedir la búsqueda de ayuda. A lo que añadimos la ausencia de conciencia de enfermedad, característica muy habitual en estos casos que dificulta la aceptación y la adherencia al tratamiento.
Las personas que se identifican como jugadores de alto riesgo, jugadores problemáticos, adictos a las apuestas o ludópatas deberían poder acogerse a sistemas universales de prevención. Estos sistemas universales (que se aplican obligatoriamente a todos los jugadores) son los más eficaces. El más conocido es la autoexclusión, en el que los jugadores pueden excluirse ellos mismos de participar en juegos de azar y de apuestas. Otras medidas, menos coercitivas que la autoexclusión, serían las de poder autolimitar el importe de las apuestas por periodo de tiempo, por ejemplo, que hubiera un sistema que no permitiera que una misma persona gastase más de 100 euros al mes en todas las casas de apuestas juntas.
En España, la lista en la que las personas con problemas de juego pueden inscribirse para prohibirse el acceso a casinos y otros establecimientos de juego se llama Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego (RGIAJ). Este registro es gestionado por la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) y permite que una persona se autoexcluya voluntariamente de juegos presenciales (casinos, ruletas, salas de bingo, salones de juego) y plataformas de juego online con licencia en España.
Terapia para la adicción al juego
Existen diversas terapias que han demostrado eficacia en el tratamiento de la ludopatía. Las técnicas psicológicas más estudiadas son la terapia cognitivo-conductual y la entrevista motivacional, pero el resto de modalidades de psicoterapia pueden ser también eficaces.
El tratamiento de la ludopatía o adicción al juego se basa principalmente en la terapia psicológica, que ha demostrado ser el enfoque más efectivo para ayudar a los pacientes a recuperar el control sobre su comportamiento de juego. Entre las distintas intervenciones, la terapia cognitivo-conductual (TCC) es la más respaldada por la evidencia científica, ya que permite identificar y modificar los pensamientos disfuncionales que llevan a la compulsión por el juego, al tiempo que enseña estrategias para manejar la ansiedad, la impulsividad y la tolerancia a la frustración. El resto de modalidades de psicoterapia, si bien han sido menos estudiadas en este campo, pueden ser también eficaces. En general, la aplicación de distintas técnicas de psicoterapia centradas en las necesidades del paciente suele ser la opción elegida por la mayoría de psicólogos. Así, se pueden integrar la TCC con la terapia sistémica, psicodinámica, basada en mindfulness, entrevista motivacional, etc.
Un aspecto clave en el tratamiento es ayudar al paciente a romper el ciclo de juego, lo que implica desarrollar habilidades para resistir los impulsos, establecer límites financieros y fortalecer su red de apoyo social. En este sentido, los grupos de apoyo mutuo pueden ser una herramienta valiosa, que complementa al tratamiento profesional, proporcionando apoyo emocional y estrategias prácticas para la recuperación.
El éxito del tratamiento depende de un enfoque personalizado, teniendo en cuenta las características individuales del paciente, su nivel de motivación y la presencia de trastornos comórbidos. Este enfoque personalizado debe formar parte de un tratamiento integral, que incluya el tratamiento conjunto de otros trastornos comórbidos (con medicación si fuera necesario), el apoyo socio-familiar, la implementación de estrategias conductuales y la participación en grupos de apoyo-mutuo.
Medicación para la adicción al juego
Actualmente, no existen medicamentos específicos aprobados para el tratamiento de la ludopatía o adicción al juego. Sin embargo, la medicación puede ser necesaria para abordar otros trastornos que coexisten con el juego patológico, como la depresión mayor, la ansiedad, el TDAH o el trastorno bipolar.
Como hemos señalado, la comorbilidad entre la ludopatía y otros trastornos mentales es muy común. En estos casos, es prioritario tratar las dos enfermedades de manera conjunta y lo antes posible, aprovechando la predisposición del paciente a recibir tratamiento. Para ello, es fundamental evaluar en cada caso la conveniencia de los dos tratamientos principales: psicoterapia y medicación. Estos enfoques no son excluyentes, sino que pueden complementarse de manera sinérgica, ya que persiguen objetivos distintos.
Incluso en ausencia de un trastorno mental comórbido, algunos medicamentos pueden prescribirse fuera de indicación cuando sus propiedades ansiolíticas, antidepresivas, estabilizadoras del ánimo o anti-impulsivas pueden contribuir a mejorar el control de la conducta de juego. La ludopatía puede ser una enfermedad grave, con un impacto significativo en la vida del paciente, generando un sufrimiento equiparable al de otros trastornos psiquiátricos. Por ello, el uso de fármacos con un bajo perfil de efectos adversos y buena tolerabilidad puede ser una opción terapéutica válida, siempre que los beneficios superen los riesgos.
El tratamiento farmacológico debe considerarse como parte de un enfoque integral, en el que la psicoterapia sigue siendo el tratamiento con mayor grado de evidencia. Aun así, combinar la psicoterapia con medicación en los casos más graves o en los que exista comorbilidad es una opción muy extendida y necesaria en muchos casos.
Estrategias Conductuales para el Tratamiento de la Ludopatía
Las estrategias conductuales desempeñan un papel clave en el tratamiento de la ludopatía, ya que permiten reducir la exposición a estímulos relacionados con el juego, fortalecer el autocontrol y prevenir recaídas. Estas estrategias buscan modificar hábitos y establecer barreras que dificulten el acceso a las apuestas, otorgando al paciente una mayor sensación de control sobre su comportamiento.
Control del dinero
Una de las primeras medidas recomendadas es el control del dinero. Para evitar la tentación de apostar, es útil no llevar dinero en efectivo ni tarjetas de crédito. En algunos casos, se puede acordar con el paciente que, en un primer momento, delegue su gestión financiera en un familiar o persona de confianza. También se pueden establecer límites en cuentas bancarias y tarjetas para restringir el acceso a grandes sumas de dinero, así como eliminar cualquier posibilidad de solicitar préstamos rápidos, los cuales podrían facilitar una recaída. Con el tiempo, la gestión financiera debería ser devuelta al paciente, quien deberá asumir gradualmente esa responsabilidad para fomentar su autonomía y reforzar su autoconcepto y autoeficacia.
Limitar acceso al juego y apuntarse en listas de autoexclusión
Otra estrategia importante es limitar los estímulos y accesos al juego. Esto incluye borrar cuentas de juego online y solicitar la autoexclusión en plataformas de apuestas para evitar la tentación de volver a jugar. Asimismo, instalar bloqueadores de sitios web y aplicaciones de juego en el móvil y el ordenador puede ser una barrera efectiva. También se recomienda evitar lugares físicos donde se practican apuestas, como casinos, salones de juego o bares con máquinas tragaperras. Además, modificar rutinas diarias y sustituir aquellas que anteriormente incluían el juego por actividades alternativas placenteras más adaptativas y saludables ayuda a reducir la asociación con la conducta problemática.
El registro en listas de autoexclusión es una medida que puede ofrecer un control adicional. Apuntarse en el Registro de Interdicción del Juego permite prohibirse la entrada a establecimientos de apuestas y casinos, impidiendo físicamente el acceso a estos lugares. A nivel digital, la autoexclusión en plataformas de juego online es un recurso útil para evitar la reactivación de cuentas y la reincidencia en el comportamiento de apuestas, aunque no siempre lo respetan las casas de apuestas.
Planificación del tiempo y sustitución por rutinas saludables
Además de restringir el acceso al juego, es fundamental planificar el tiempo y establecer rutinas saludables. Mantenerse ocupado con actividades alternativas, como el deporte, la lectura, el voluntariado o nuevos pasatiempos, ayuda a reducir la disponibilidad mental para el juego. También es recomendable evitar momentos de ocio sin planificación, ya que la falta de estructura puede propiciar recaídas. Crear un calendario de actividades organizadas permite mantener la mente ocupada y fomentar hábitos positivos que contribuyan a la recuperación.
Por último, la búsqueda de apoyo social y terapéutico es un factor determinante en la recuperación. Involucrar a familiares y amigos en el proceso no solo ofrece apoyo emocional, sino que también proporciona una supervisión adicional que puede ser de gran ayuda. Asistir a grupos de apoyo como Jugadores Anónimos permite compartir experiencias con otras personas que han pasado por la misma situación y recibir orientación sobre estrategias eficaces para superar la adicción. Asimismo, la búsqueda de un tratamiento profesional con especialistas en salud mental, como psiquiatras y psicólogos clínicos, es clave para reforzar la motivación, mejorar la gestión de la ansiedad y aprender nuevas estrategias de afrontamiento.
En definitiva, las estrategias conductuales son un complemento fundamental al tratamiento profesional y pueden marcar la diferencia en la recuperación del paciente. La clave del éxito radica en la constancia, la planificación y el apoyo, permitiendo que la persona recupere el control sobre su vida y rompa el ciclo de la ludopatía.
Grupos de apoyo mutuo para jugadores
Los grupos de apoyo mutuo han demostrado ser útiles para muchas personas con trastorno por juego. Se trata de asociaciones de jugadores que se reúnen frecuentemente con el objetivo de lograr y mantener una abstinencia al juego, sin contar con la participación de profesionales en salud mental. Las reuniones suelen organizarse una o más veces a la semana, tienen una duración promedio de noventa minutos y pueden ser presenciales u online. Las reuniones presenciales tienen lugar en centros comunitarios o espacios cedidos por ayuntamientos; mientras que, las reuniones virtuales están pensadas para quienes no pueden asistir en persona.
La participación en estos grupos de apoyo mutuo es gratuita y abierta a cualquier persona con problemas de juego; en algunos casos, también hay reuniones específicas para familiares y allegados. Su principal ventaja es que ofrecen apoyo emocional y social desde otras personas que se tratan de igual a igual, ya que no hay jerarquías ni líderes. Los participantes se apoyan mutuamente, poniendo en práctica valores fundamentales como el altruismo y el compromiso. Para poder beneficiarse de esta modalidad de tratamiento es muy importante el compromiso de la persona, que se refleja no solo en su asistencia a las reuniones, sino en su participación activa.
Esta modalidad de tratamiento no-profesional no debería sustituir al tratamiento profesional (impartido por psiquiatras y psicólogos clínicos), aunque suponen un excelente complemento al tratamiento profesional. Es recomendable que las personas con problemas con el juego consulten con un especialista en salud mental, en parte por la elevada comorbilidad con otros trastornos mentales como ansiedad y depresión.
Asociaciones de jugadores: grupos de auto-ayuda y apoyo mutuo
En España, existen varios grupos de apoyo mutuo para personas con problemas de juego y sus familias, entre los que destacan Jugadores Anónimos (JA).
Jugadores Anónimos (JA) es una organización sin ánimo de lucro presente en más de 40 países en todo el mundo, basada en el modelo de Alcohólicos Anónimos (AA) y su programa de 12 pasos. Su objetivo es ofrecer apoyo a personas con problemas de juego a través de reuniones en grupo, donde los participantes comparten sus experiencias y trabajan en su recuperación mediante la auto-ayuda y el apoyo mutuo.
Principios de Jugadores anónimos:
Se rige por el anonimato y la autogestión, ofreciendo un entorno seguro, confidencial y libre de juicios.
No está vinculado a ninguna religión ni ideología, siendo accesible para cualquier persona que busque ayuda.
Su único requisito de admisión es el deseo de dejar de jugar. “El único requisito para ser miembro, es el deseo de dejar de jugar”.
Dispone de reuniones presenciales en diversas ciudades de España y de otros países, además de sesiones online para quienes no pueden asistir en persona.
En su página web, ofrece un teléfono de atención disponible las 24 horas para quienes necesiten orientación o apoyo inmediato.
Otras asociaciones presentes en España son:
AJER (Asociación de Jugadores en Rehabilitación)
FEJAR (Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados)
APAL (Asociación de Patológicos del Juego de Alicante)
ACENCAS (Asociación Catalana de Adicciones Sociales)
Estos grupos desempeñan un papel fundamental en la recuperación, ofreciendo un entorno seguro donde las personas pueden compartir sus experiencias sin miedo al juicio y encontrar apoyo en su proceso de rehabilitación.
Psiquiatra especialista en adicción al juego
En menteAmente puedes encontrar un completo equipo de profesionales, que incluye psiquiatras especialistas en adicción al juego y psicólogos clínicos especialistas en adicción al juego y a las apuestas. En nuestro centro sanitario privado en Madrid, ofrecemos consultas presenciales, a la vez que consultas de psiquiatría online y de psicología online.